Un nuevo estudio nos cuenta como nuestra ocupación quizá nos pueda generar preocupación. Su trabajo influencia su vida, mucho más allá de las nueve horas que pasa en su oficina. Puede afectar su vida familiar, su salud, y hasta determinar el tipo de personas con que se relaciona, y el tipo de lugares que frecuenta.

 

 

Un estudio realizado en la Universidad de Leipzig, en Alemania por un equipo liderado por la doctora Francisca S. Then publicado en la publicación de la Academia Americana de Neurología “Neurology”, indica que su trabajo va mucho más allá: puede determinar cómo su cerebro va a envejecer.

Los investigadores estudiaron a 1054 personas con más de 75 años, por un lapso de ocho años. Eran sometidos cada 18 meses a un test clínico llamado “Mini-Mental State Examination” (MMSE) que medía la memoria y habilidades de raciocinio. Los participantes también tuvieron que contar su historia profesional, y categorizar las tareas que desempeñaban en el trabajo en tres grupos: ejecutivo (incluye programar trabajos y actividades, desarrollar estrategias y resolver conflictos), verbal (implica la evaluación e interpretación de la información) y fluido (aquellas tareas que requieren atención selectiva y análisis).

En las pruebas de memoria y raciocinio, aquellos cuyas carreras tenían el nivel más alto de los tres tipos de carreras, marcaron dos puntos más en relación a las personas de nivel más bajo. Es importante marcar que en los test MMSE, una pequeña diferencia de puntos hace una gran diferencia en la práctica. Ellos también tuvieron la tasa de descenso cognitivo más lenta: durante los ocho años que fueron estudiados, su tasa de descenso fue de la mitad de los otros participantes. Las tareas que más pesaron en esa diferencia, fueron las ejecutivas y las verbales.

La conclusión fue que aquellos profesionales cuyos empleos exigen más actividad verbal, desarrollo de estrategias, resolución de conflictos y actividades gerenciales, a pesar de que son actividades que consumen más energía a nivel cerebral esto hace que al envejecer presenten mejor protección contra el deterioro de la memoria y el raciocinio.

“Nuestro estudio es importante porque sugiere que el tipo de trabajo que usted realiza durante toda su vida, puede tener una influencia mayor en su salud cerebral que la educación. Es bien conocido que también la educación influencia el riesgo de demencia”.

Eso quiere decir que tener un trabajo desafiante, puede significar un futuro saludable para su cerebro. La doctora Francisca D. Then, dijo al respecto: “esos desafíos pueden ser un elemento positivo, si ayudaran a construir una reserva mental de una persona en el largo plazo”.

 


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