El Síndrome de Asperger, descrito por un médico Austriaco que así se llamaba, es un trastorno del desarrollo, caracterizado por una alteración grave de las relaciones interpersonales y con trastornos de comportamiento repetitivos.

 

 

Las personas con el síndrome de Asperger, suelen concentrarse u obsesionarse con un solo objeto o idea, ignorando todos los demás.

Tienen problemas para relacionarse con adultos o niños de su edad, pues son incapaces de responder emocionalmente ante situaciones sociales habituales. Son poco flexibles en sus rutinas, y no expresan sentimientos de  alegría, ante la felicidad de otras personas.

No se aíslan del mundo  como sucede a veces con las personas con autismo, y buscan el acercamiento con otras personas, pero debido a sus problemas derivados del lenguaje y habla, tienden al aislamiento.

Los niños que lo padecen, son inteligentes y de aspecto normal,  sin retraso de lenguaje. Su comprensión ante situaciones sociales es muy ingenua. Pero son nobles, sinceros y fieles, por no hablar de una bondad sin límites. Padecen retrasos motores (torpeza al caminar, retraso para montar en bicicleta, agarrar una pelota, o montar juegos). Su lenguaje corporal puede ser nulo, en ocasiones pueden hablar en  un tono monótono, y  en otras, no saben modular el volumen de su voz dependiendo del lugar donde se encuentren.

Suelen ser tachados de raros o extraños. Afecta más a los niños que a las niñas, en una proporción de 3 a 7 por cada 1000 en edades de 7 a 16 años. Los síntomas pueden ser evidentes en los primeros meses de vida, observándose el retraso motor en el período preescolar, y el  déficit de la interacción social en la etapa escolar.

El curso de la enfermedad es continuo a lo largo de toda la vida. Los especialistas, evalúan un grupo básico de comportamientos, para diagnosticar con exactitud este Síndrome, que engloba los siguientes: (no voltearse al ser llamado por el nombre, contacto visual anormal, aislamiento, incapacidad para realizar gestos, ausencia de juegos interactivos y con compañeros).

Psicólogos y Psiquiatras son los responsables de su  correcta evaluación y tratamiento, ya que en muchas ocasiones se confunden Síndrome de Asperger y Autismo, pues a pesar de pertenecer al (TGD) Trastorno Generalizado del Desarrollo y compartir similitudes, son trastornos muy diferentes.

 

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