Estudios corroboran que no existe el deterioro de la memoria, simplemente cuesta más llegar a los recuerdos.

 

 

La memoria, y la mente en general, siguen siendo campo de cultivo para diversos mitos y leyendas para que el primero que llegue diga lo que piense y ese mito se extienda sin ningún tipo de contención.

En esencia, nuestro cerebro funciona como un ordenador. Tenemos un «disco duro» infinito que va almacenando recuerdos, que no se destruyen, lo que sucede es que cada vez hay más y más, y por ello es más complicado manejarlos y poder llegar a ellos de forma tan rápida como antes. Por ello es más fácil que una persona joven (unos 20 – 30 años) recuerde las cosas con relativa facilidad en comparación a una persona de más edad (60 – 70 años).

Al menos así lo afirma un estudio realizado por los científicos de la Universidad de Tuebingen, en Alemania, y publicado en Topics in Cognitive Science. Según los investigadores no existe un deterioro de la memoria, sino que se ha interpretado erróneamente la lentitud para llegar a la información que vamos almacenando con los años.

Para llegar a tal conclusión los investigadores utilizaron modelos computarizados mediante los cuales comprobaron que no es lo mismo procesar 40.000 palabras (el promedio que manejaría un adulto joven) que unas 90.000 palabras (el promedio de una persona de 60 años).

“Los modelos predicen que, en promedio, sólo la tarea de reconocer un nombre para un septuagenario toma cerca de medio segundo más que para un veintiañero”

Como imaginaréis, estos ordenadores fueron programados para simular ser humanos. Debían leer una cantidad determinada de información al día e ir aprendiendo cosas nuevas en el proceso. Posteriormente, los investigadores ponían a prueba su capacidad en pruebas cognitivas (cuando tenían la capacidad de un adulto joven), y comprobaban su velocidad.

Eso si, al hacer la misma prueba tras acumular más datos, llegando a una cantidad representativa de una larga vida de experiencias, los ordenadores actuaban como un adulto de más edad: se volvía más lento. No tenía nada que ver con su capacidad para procesar la información (¿deterioro?), sino que su base de datos era mayor, por lo que necesitaba más tiempo para procesar la información.

Según Michael Ramscar, director de este estudio, las herramientas actuales para medir las habilidades cognitivas son erróneas. Dichas herramientas confunden deterioro con aumento de conocimiento. Es decir, confunden una mayor cantidad de datos y necesidad de más tiempo para procesarlos con la posibilidad de un deterioro en base a la edad.

“Ahora la tecnología permite a los investigadores hacer estimaciones cuantitativas sobre el número de palabras que se espera aprenda un adulto en su vida, permitiendo al equipo separar el reto que supone el aumento de conocimiento para la memoria del desempeño de la memoria en sí”

“Imagina a alguien que se sabe la fecha de cumpleaños de dos personas y las puede recordar perfectamente.¿ Dirías que esa persona tiene mejor memoria que una que se sabe los cumpleaños de 2.000, pero que sólo nueve de cada diez veces puede coincidir a la persona con el cumpleaños adecuado?”

Poco a poco los nuevos estudios van cambiando el concepto anterior sobre la memoria. Es más, recientemente también se afirmó en otro estudio que la memoria de las persones más mayores es más consistente que la de los adultos jóvenes. No hay que subestimar la experiencia, está ahí, simplemente hay tantísimos datos que es más difícil encontrar el idóneo, pero el «almacén» está en su sitio.

 

Categorías: Cerebro

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